“Hay personas que han nacido para hacer lo que hacen. Eva baila todo el tiempo, baila fuera del escenario al caminar, al hablar, al pensar, al reír. En escena solo muestra lo que venía cantando por dentro, un cante antiguo y alegre que viene de lejos y nos ilumina como un sol de verano. ¡Verla bailar dan ganas de vivir!”.
«Conocí a a Eva cuando apenas era una niña que soñaba con llegar a ser bailaora. Lo mismo era capaz de hablar con la lentitud con que se baila una falseta por soleá que con la vertiginosa velocidad de una pataíta por bulerías. Eva lo hacía todo bailando.
Han transcurrido muchos años desde aquel primer encuentro. Ha aprendido muchísimas técnicas y recursos, pero lo esencial es que ahora domina soberana todo aquel repertorio de expresiones que destilaba cuando miraba, cuando sonreía, cuando revoloteaban sus manos.
Nunca se lo he dicho, pero el día que salió de mi despacho aquella remota mañana de otoño, entreví a la artista que sería regresando al escenario para recibir una ovación».